En el artículo «Mi perro tiene miedo al agua» te contaremos qué podemos hacer para ayudar a tu compañero canino ante esta situación. Muchos de nosotros nos hemos encontrado con la situación de querer llevar a nuestro perro de vacaciones a la playa, ir a pasear cerca del río, o visitar amigos en una casa con pileta y darnos cuenta de que nuestro perro le tiene miedo al agua.
¿Por qué le temen los perros al agua?
El perro le tiene miedo al agua por una mala socialización
Cuando nuestros perros son cachorros atraviesan el denominado período sensible de socialización (entre las 4 y las 12 semanas). En este período nuestros amigos caninos deben ser expuestos a la mayor cantidad de experiencias posibles de forma positiva. Es aquí cuando debemos comenzar a introducir al agua a nuestros cachorros. Como mencionamos las experiencias deben ser positivas.
Si lanzamos a un cachorro de tres meses a una pileta el recuerdo que le quedará de esta primera aproximación al agua por supuesto que no será el mejor.
Si lanzamos a un cachorro de tres meses a una pileta el recuerdo que le quedará de esta primera aproximación al agua por supuesto que no será el mejor. Podemos empezar por llenar la bañera de casa y llenarla solo a la altura de sus patitas. Mientras el cachorro está en el agua podemos ir dándole trocitos de comida rica o simplemente jugar con el. El objetivo es que de a poco nuestro cachorro vaya asociando al agua con un momento en el que pasan cosas buenas. Ahora bien, si no nos tomamos el trabajo de realizar una correcta socialización al agua, existe la posibilidad de que nuestro perro tenga problemas con ella cuando es adulto.
El perro le tiene miedo al agua por una experiencia traumática
Si nuestro perro sufre de una experiencia traumática relacionada al agua, será muy difícil que luego podamos lograr que le guste meterse a ella. Dependiendo de lo traumático que haya sido para el perro aquella experiencia, será el trabajo que tengamos que realizar para poder asociar este contexto con algo positivo. Nunca debemos obligar a un perro a meterse al agua ya que podemos lograr que esta primera vez sea la última.
la genética hizo que el perro le tema al agua
Existen ciertas razas que genéticamente disfrutan más del agua que otras. Por ejemplo, los Golden Retriever, Labrador Retriever, Perro de Agua Español o Terranova son razas que fueron creadas para desarrollar diferentes actividades dentro del agua. Si tu perro es uno de esas tantas razas o es una cruza con genes de esas tantas razas puede que tengas más suerte. Esto es solo una tendencia a tener en cuenta, ya que por supuesto existen ejemplares de Golden Retriever a quienes no les gusta para nada el agua.
Perros que han sido castigados usando agua
Desafortunadamente existen muchos educadores caninos que durante años han popularizado técnicas que incluyen violencia física y psicológica para trabajar con perros. Una de esas técnicas consiste en rociar a nuestro perro con agua o bien tirarle un chorro de agua en la cara en forma de aversivo cuando manifiesta alguna conducta que se considera equivocada. Los castigos dañan emocionalmente a los animales. Un perro que ha sido castigado de esta forma puede desarrollar miedo al agua como consecuencia.
¿Qué hago si a mi perro no le gusta el agua?
La forma de hacer que a un perro comience a gustarle el agua es comenzar a asociarlo con cosas positivas. Sin embargo como mencionamos anteriormente, si el perro fue mal socializado o si tuvo alguna experiencia traumática relacionada con el agua el proceso puede ser realmente largo y frustrante para los tutores, por lo que tenemos que tener paciencia y buscar objetivos realistas. Las opciones que tenemos para asociar el agua con algo positivo pueden ser:
Usar una pileta para niños:
En una pileta para niños donde nuestro perro no corre ningún riesgo podemos empezar a trabajar a positivizar el agua. De igual manera que haríamos con un cachorro, podremos solo una cantidad de agua que apenas cubra sus patas. Puede ayudar que entremos a la pileta con el e intentemos jugar con él junto con sus juguetes favoritos.
A medida que el perro se sienta cómodo en esta situación, podemos empezar a practicarlo en otros contextos, como por ejemplo, mojando las patas en un lago o la orilla del mar.
El objetivo es que el perro sea siempre quien voluntariamente se meta dentro del agua y no seamos nosotros quienes lo forcemos.
Cuantas más experiencias positivas tenga el perro en relación al agua mayor será su confianza y más cómodo se sentirá. Si alguna vez pensaste «mi perro le tiene miedo al agua» podés ayudarlo consultando con un profesional.