Filosofia Animal 03
ENRIQUECIMENTO AMBIENTAL PERROS

¿Qué dice la ciencia sobre Enriquecimiento ambiental?

EN QUÉ CONSISTE EL ENRIQUECIMIENTO AMBIENTAL

El enriquecimiento ambiental consiste en una serie de técnicas y actividades en las cuales se aplican determinados estímulos en forma cotidiana. Estos generan un impacto positivo en el bienestar animal. En el caso particular de la crianza de perros, se han realizado diversos estudios en hogares, perreras y laboratorios. Algunos de los efectos destacables del enriquecimiento ambiental son: la reducción del estrés, reducción de ladridos y los comportamientos anormales y estereotipados. A su vez, se ha visto una mejoría en las habilidades cognitivas, como también cierto efecto relajante.

“LOS DISTINTOS TIPOS DE ACTIVIDADES QUE INVOLUCRAN AL ENRIQUECIMIENTO AMBIENTAL GENERAN UN IMPACTO POSITIVO EN EL BIENESTAR ANIMAL”

Algunas actividades, como el vínculo físico directo a través de caricias o acicalamiento, la recorrida por espacios con plataformas y obstáculos, la interacción con juguetes que implican un desafío y cuya resolución ofrece recompensa, como así también la interacción con otros congéneres, influirían significativamente en el aumento en la frecuencia de comportamientos de relajación asociados al descanso. De la mano de esto, en las investigaciones realizadas, se observó una reducción en comportamientos de alerta tales como levantar las orejas y la cola, y de estrés como ladridos, quejidos, gruñidos, caminata en círculos, olfatear y mordisquear elementos cercanos, jadear en exceso. Los distintos tipos de actividades podrían impactar de forma diferencial. Por ejemplo, se ha visto que en ciertos casos los juguetes con comida pueden no ser tan eficientes como sí lo son la interacción con otros congéneres o con espacios dinámicos. La clave sería buscar distintas variantes dentro y entre juegos, tratando de mantenerlo desafiante y de evitar el acostumbramiento con el tiempo.

“BUSCAR VARIANTES DENTRO Y ENTRE JUEGOS PARA MANTENERLO DESAFIANTE Y EVITAR EL ACOSTUMBRAMIENTO”

Las necesidades etológicas y los juegos como llaves del bienestar animal

Las necesidades etológicas son ciertos patrones comportamentales específicos que “necesitan” ser realizados por los animales, independientemente de la naturaleza del entorno o de las demandas fisiológicas.

Algunos ejemplos son los comportamientos asociados al acicalamiento y a la búsqueda de alimento, como cazar, explorar con el hocico, algunos tipos de juegos, etc. Surgen de una motivación puramente interna. Su realización parecería depender más del nivel de satisfacción que generan, que de su factibilidad para ser concretado, es decir, son sistemas motivacionales independientes.

“LAS NECESIDADES ETOLÓGICAS DEPENDEN DEL NIVEL DE SATISFACCIÓN QUE GENERA LA ACTIVIDAD”

El enriquecimiento ambiental propone generar modificaciones en el entorno para promover no solo cambios en el desarrollo neurocognitivo del perro, sino también en la consumación de las necesidades etológicas. Esto último además de ser gratificante para el animal, también ayuda a reducir el estrés que surge, por ejemplo, cuando hay restricciones en la realización de ciertos comportamientos. En determinados contextos de encierro, los perros pueden desarrollar miedo excesivo, aumento de vocalizaciones, mayor pasividad, actividades locomotoras estereotipadas y coprofagia, entre otras
Tanto perros como gatos pertenecen a un grupo de mamíferos denominado Carnívoros, en el cual se incluyen también otros animales. En este grupo, el comportamiento de juego se compone por lo general de patrones motores característicos que refuerzan y ejercitan el desarrollo posterior de comportamientos específicos, como los predatorios, agonísticos y antagónicos (interacción cohesiva y repulsiva con sus pares) y de cortejo.
Estas actividades son muy frecuentes en cachorros, aunque sigue vigente en animales adultos. Es decir, podría haber una persistencia de comportamientos juveniles a lo largo de la vida del animal. Cuando en la historia evolutiva de un determinado linaje, los estadios maduros retienen caracteres típicos de las primeras etapas del desarrollo, ocurre lo que recibe el nombre de pedomorfosis. Algunos autores sugieren que los distintos tipos de juegos son demasiados complejos, y funcionalmente muy dispares entre sí, como para haber sido producto de un único hito evolutivo.

“LAS ACTIVIDADES DE COMPORTAMIENTO ESPECÍFICOS DEL GRUPO CARNÍVORA SEGUIRÍAN VIGENTES A LO LARGO DE LA VIDA DEL ANIMAL”

Las presiones selectivas vinculadas con la extensión del juego en los perros adultos habrían tenido un rol fundamental antes y durante el proceso de domesticación entre humanos y perros, en parte, por su capacidad de afectar vínculos intra e interespecíficos. Es plausible pensar,  que durante las primeras interacciones entre humanos y perros, hubiera una preferencia por aquellos individuos que fueran más propensos a interactuar de formas positivas con los humanos, involucre o no el desarrollo de tareas específicas, por ejemplo la defensa del territorio o la ayuda en la caza. La experiencia del juego habría permitido al perro adquirir habilidades que fomentan la perpetuación de esa misma actividad, maximizando los beneficios a corto o largo plazo que cada una puede llegar a proveer.

“DURANTE LA DOMESTICACIÓN DEL PERRO, MUY PROBABLEMENTE HUBO UNA PREFERENCIA POR AQUELLOS QUE TENDÍAN A INTERACTUAR DE FORMA POSITIVA CON LOS HUMANOS”

Se vio que perros asignados para tareas específicas, como los olfateadores de determinadas sustancias, lazarillos, o perros de rescates, cuyas personas a cargo están más involucradas en el juego con ellos, son más obedientes a los comandos básicos, apoyando el valor potencial del juego como una recompensa al entrenamiento.

“LOS PERROS CUYAS PERSONAS A CARGO ESTÁN MÁS INVOLUCRADAS EN EL JUEGO SON MÁS OBEDIENTES A LOS COMANDO BÁSICOS”

El juego está asociado a una baja en los niveles de cortisol (hormona asociada al estrés crónico), el cual aumenta en el caso de correcciones verbales. Las interacciones positivas entre perros y humanos aumentan los niveles de beta-endorfinas, oxitocinas, prolactina, beta-feniletilamina y dopamina. Esto, en conjunto con sensaciones placenteras, fortalecen los lazos entre perros y humanos. A su vez, los castigos físicos y verbales hacia los perros mostraron que hay menor interacción y una menor independencia de los perros a la hora de jugar.

“EL AUMENTO EN LOS NIVELES DE BETA-ENDORFINAS, OXITOCINA, PROLACTINA, BETA-FENILETILAMINA Y DOPAMINA COMO CONSECUENCIA DE SENSACIONES PLACENTERAS FORTALECEN LOS LAZOS ENTRE PERROS Y HUMANOS”

JUEGOS INTERACTIVOS

Ciertos estudios arrojaron que los perros que interactuaron con juguetes con comida en su interior pasaron un mayor tiempo desarrollando conductas exploratorias de alimentación que aquellos que no lo hicieron. A su vez, se evidenció una mayor actividad física, reflejada en menores tiempos de inactividad, una mayor cantidad de transiciones comportamentales y una mayor actividad locomotora. Este ejercicio no solo favorecería la variabilidad comportamental, sino que ayudaría en la prevención de ciertas patologías, como alteraciones extremas en el peso o enfermedades cardiacas. La interacción con el juguete ayuda a que se focalice en él e influye en el atenuamiento del estado de alerta, es decir, la respuesta a factores externos disminuye y contribuiría, por ejemplo, en la disminución de la frecuencia de ladridos.

“LOS PERROS QUE INTERACTUARON MAYOR TIEMPO CON JUGUETES CON COMIDA DESARROLLARON CONDUCTAS EXPLORATORIAS DE ALIMENTACIÓN, MENORES TIEMPOS DE INACTIVIDAD Y UNA MAYOR CANTIDAD DE TRANSICIONES COMPORTAMENTALES”

Los perros adultos pueden jugar no solo con miembros de la misma especie, sino también lo hacen con humanos y de forma asocial, es decir, con objetos.
El juego en solitario es distinto que en un contexto social. Los juguetes preferidos son aquellos que pueden ser desmembrados y que son dinámicos, es decir, que presentan un cierto desafío. Por otro lado, aquellos que presentan cierta resistencia a ser alternados promueven el acostumbramiento y se genera con ellos una menor interacción. Los perros suelen tener preferencias por juguetes nuevos, es decir, son neofílicos. La motivación surgiría más por la novedad que por la facilidad de concreción de determinada actividad. Podríamos retomar la atención del animal incluso en contextos donde el mismo haya perdido interés por el objeto original. Por lo tanto, la clave estaría en modificarlo levemente para que resulte “novedoso”. Por ejemplo, si poseemos dos huesos idénticos, y le damos de masticar uno, y al poco tiempo le ofrecemos el segundo, es altamente probable que acceda a agarrar el segundo debido a que no está “contaminado por su propia saliva”, por decirlo de cierta forma.

“LA MOTIVACIÓN DE LOS PERROS POR LOS JUGUETES SURGIRÍA MÁS POR ENCONTRARLO NOVEDOSO QUE POR LA FACILIDAD DE CONCRECIÓN”

En determinados juegos sociales donde se busca la posesión de un determinado objeto, la intención no sería establecer una relación dominante-dominado, ni el hecho de que pierda hace que la relación empeore o que el perro se vuelva más agresivo. La satisfacción del animal por jugar radicaría en la reiteración del juego en sí y en determinados cambios de dinámica que lo vuelvan novedoso y atractivo. El hecho de que “gane” o “pierda” todos los juegos no condicionaría de forma significativa a que experimente conductas agresivas o que sean indicadores de estrés. Sin embargo, no podemos negar que a todos nos gusta un poco ganar y los perros no serían la excepción.

“LA SATISFACCIÓN DEL PERRO POR JUGAR RADICARÍA EN LA REITERACIÓN DEL JUEGO Y EN INTRODUCIR CAMBIOS QUE LO VUELVAN MÁS NOVEDOSO”

En los juegos que involucran un objeto, dos perros y una persona, el objetivo sería la perpetuación del juego mediante la entrega del objeto a la persona. Es decir, se establecería una relación mucho más colaborativa humano-perro que entre individuos de la misma especie. Cuando a esta situación se le suma un juguete más, cada perro opta mayoritariamente por retenerlo. Por ende, se puede hipotetizar que el objetivo es la prolongación del juego más que la retención del objeto en sí misma.

“EL OBJETIVO DEL JUEGO ENTRE DOS PERROS, UNA PERSONA Y UN JUGUETE, ES LA PROLONGACIÓN DE ESTA ACTIVIDAD MÁS QUE LA DE RETENER EL OBJETO”

En sintonía con lo mencionado previamente, los juegos de pelea entre perros suelen prolongarse más si se conocen previamente. Adicionalmente, los roles suelen definirse y estar bien establecidos: uno es el que suele “ganar” y otro es el que frecuentemente “pierde” y actúan en pos de eso. Así, surge un aprendizaje de cómo interactuar con el otro asumiendo roles no dañinos. También, puede llegar el caso de que perros viejos y débiles sigan manteniendo el rol de ganadores por cuestiones “históricas”, incluso con perros jóvenes más fuertes que ellos. Por ende, el objetivo sería mucho más el de mantener la cohesión social que el de mantener la dominancia

RESUMIENDO

El objetivo del juego no implicaría ganarlo o establecer una dominancia sobre el otro, sino que la gratificación o motivación interna surgirían por el hecho de participar en ese juego, ya sea con un miembro de la misma especie, un humano o un objeto. El juego no solo sería un factor importante desde lo social, sino que promueve el desarrollo de habilidades cognitivas y, a su vez, extraen información útil del ambiente en el cual se desenvuelven. El juego sería un rasgo adaptativo, seleccionado durante la domesticación, que facilita no solo el entrenamiento para motivos específicos, sino que también fortalece los lazos emocionales entre humanos y perros. La frecuencia y la forma de juegos puede ser un buen indicador de la calidad de las relaciones entre el responsable a cargo y el perro.

Referencias 
[1] Bradshaw, J. W., Pullen, A. J., & Rooney, N. J. (2015). Why do adult dogs ‘play’?. Behavioural processes, 110, 82-87.
[2] Hunt, R. L., Whiteside, H., & Prankel, S. (2022). Effects of Environmental Enrichment on Dog Behaviour: Pilot Study. Animals, 12(2), 141.
[3] Schipper, L. L., Vinke, C. M., Schilder, M. B., & Spruijt, B. M. (2008). The effect of feeding enrichment toys on the behaviour of kennelled dogs (Canis familiaris). Applied Animal Behaviour Science, 114(1-2), 182-195.

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